El cuidado de los pies

El buen cuidado de los pies requiere de una serie de rutinas

Los pies son una parte de nuestro organismo que solemos descuidar a menudo. Es importante saber que los pies soportan todo el peso del cuerpo, se encargan de coordinar los movimientos, el equilibrio y la maniobrabilidad y, además, en su parte estética, tener unos dedos suaves y unas uñas bien arregladas muestran una mejor apariencia y dicen mucho de la imagen de la persona.

Mantener las uñas en perfecto estado se consigue con la realización de una pedicura cada quince días. Además, debe incluir exfoliación, hidratación y limpieza profunda. Igualmente, el uso de calzado, calcetines y medias también influye a la hora de garantizar la correcta salud de nuestros pies. El uso de un zapato que no se ajuste a las dimensiones y la utilización de medias con fibras sintéticas potencian la aparición de callos, juanetes, micosis y otras patologías que atentan contra su salud y bienestar.

Así, unas uñas amarillas, largas o sucias y una piel reseca o deshidratada, puede dar al traste con la imagen del ser más bello. Por ello y aunque parezca mentira, los pies requieren más cuidados y atenciones que cualquier otra parte de nuestro cuerpo. Además de su función anatómica, los pies se han convertido en una parte del cuerpo que requiere tratamientos estéticos específicos, ya que la tendencia actual de la moda en materia de calzado, principalmente femenino, propone modelos descubiertos. De ahí, la necesidad de usar productos que mejoren la circulación y oxigenación de los tejidos de esta zona y que actúen como protectores contra los efectos externos provocados por el medio ambiente.

Otras recomendaciones para mantener sanos nuestros pies se relacionan con el ejercicio diario, moderado y cotidiano como andar de puntillas, saltar a la cuerda, mover los dedos, intentar levantar objetos con los pies, así como hacer rodar una pequeña pelota desde la punta de los dedos hasta el talón. Con respecto al calzado, los expertos recomiendan evitar las puntas estrechas y los que son demasiado cerrados ya que uno de los problemas más frecuentes de las consultas de los podólogos se derivan del mal olor que se produce por una hipersudoración y una descomposición bacteriana. Por todo ello, las micosis, los callos, los juanetes y las grietas en el talón pueden evitarse con higiene, limpieza exhaustiva y otro tipo de cuidados relacionados con el uso de ungüentos especiales para la hidratación y la exfoliación, así como la pedicura o la aplicación de masajes (cremas o aceites) que ayuden a eliminar las tensiones producidas por la actividad diaria.

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