Efectos relajantes del agua salada
La sal de verano
Una de las experiencias más placenteras para el verano es dar un paseo por la orilla del mar. El sonido relajante de las olas, el olor a agua salada y la sensación de frescura hacen que nuestro organismo se sienta relajado y sin estrés por unos días.
Esta sensación de bienestar que sentimos está muy relacionada con la calidad del aire que respiramos y es que en el ambiente marino hay una gran carga de iones negativos que aportan numerosos beneficios para la salud, facilitan la respiración, disminuyen el estrés y fortalecen todo nuestro organismo.
También un baño en el agua salada actúa mejorando la calidad de nuestra piel sobre todo si padecemos algún problema como dermatitis, psoriasis o eccemas.
Si nos queremos llevar a casa un pedacito de esta sensación, podemos prepararnos un baño de sal marina relajante. Para ello llenamos la bañera con agua caliente y añadimos medio kilo de sal marina, si queremos potenciar el efecto relajante podemos aplicar 20 gotas de esencia de lavanda. Permanecemos 20 o 30 minutos sumergidos y durante este tiempo los minerales de la sal penetran en la piel en forma de iones y actúan equilibrando y activando el flujo de energía de nuestro organismo.
Si queremos completar nuestro tratamiento casero de belleza podemos aprovechar el efecto exfoliante de la sal marina. Por su forma de cristalización y aplicada junto con un crema base o un aceite vegetal por todo el cuerpo produce un ligero efecto abrasivo que facilita la eliminación de células muertas y deja la piel suave y radiante.
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