Tipos de cabello y su cuidado

En el cuidado de la belleza y la lucha contra el paso de los años reflejado en el rostro, el cabello suele ser el gran olvidado. Sin embargo, su cuidado es igual de importante o más que el de la piel. Conviene, por ello, tener en cuenta una serie de medidas a tomar que serán distintas dependiendo del tipo de cabello que tengamos.

Para no operar el efecto contrario al deseado cuando intentamos cuidar nuestra melena para que luzca vistosa, fresca y saludable, el primer paso es conocer bien qué tipo de cabello tenemos.

El cabello seco, por ejemplo, es el que presenta mayor predisposición a sufrir de forma más contundente las agresiones derivadas de los agentes climatológicos, entre los que sobresale de forma importantísima el efecto de los rayos del Sol, especialmente en verano. En los mese de más calor, el cabello seco se halla en franca desventaja frente a otros tipos de cabello. Aquí se torna vital la hidratación profunda, barrera fundamental contra tales agresiones.

El cabello teñido también se convierte en diana perfecta para los ahora temibles rayos solares, especialmente los que presentan tonos más claros –rubios, etc.-. El primer síntoma que debe ponernos en estado de alerta es la decoloración, que nos indica que debemos evitar exposiciones demasiado prolongadas del cabello al Sol. Un sombrero, protección solar y acondicionadores pueden resultarnos de gran ayuda en esta empresa.

Sin embargo, existen problemas que no vienen tanto de las características del mismo cabello como del cuero cabelludo –la "piel" bajo el pelo-: es el caso de la descamación, la caspa o la sequedad dérmica que, en muchas ocasiones, responden a situaciones de estrés o a una inadecuada alimentación. En este sentido, conviene cuidarse por dentro para que se note por fuera.